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El blog del Español a través del Arte

Archivar para el mes “julio, 2018”

Johannes Vermeer van Delft

Vermeer nació en Delft, Holanda, probablemente en 1632, y falleció también en Delft en 1675. Es un maestro de la luz y todos lo conocemos por los delicados y misteriosos personajes femeninos de sus espacios interiores (como La lechera o La joven de la perla), pero he de confesar que mi obra favorita de este pintor es Vista de Delft.

Vista de Delft, 1660. Óleo sobre lienzo, 98,5×118,5cm.
Museo Mauritshuis de La Haya.
Dominio Público: http://www.mauritshuis.nl

Este paisaje siempre me ha hecho pensar en «la calma antes de la tempestad», pues me da la impresión de que todo está en silencio, y las aguas están quietas, como se adivina por el reflejo de las casas y los barcos, estáticos, en el canal de Rotterdam. Pero esa calma es pasajera, porque el cielo se está llenando de nubes y parece que vaya a romper a llover de un momento a otro.

La composición se puede organizar en tres bandas horizontales, ligeramente inclinadas: la tierra del primer término, el agua con las casas del centro, y el cielo azul amenazado por los densos nubarrones que se acercan por la parte superior.

Cuando vemos este cuadro en clase, las reacciones siempre son dos: o emociona o aburre. Así de categóricamente. Normalmente, los alumnos más enérgicos lo describen como «aburrido», «no pasa nada», «no va a pasar nada», «no hay ninguna historia ni mensaje ahí»; los alumnos más tranquilos suelen quedarse un rato mirando la obra, y siempre terminan por imaginar alguna historia relacionada con las personas diminutas de la parte inferior izquierda.

Dice Alain de Botton que, cuando miramos una obra de arte, buscamos un equilibrio que compense o complemente nuestra personalidad. A los alumnos más enérgicos les molesta que «no vaya a pasar nada ahí», buscan acción y no la encuentran. Los alumnos tranquilos, que no suelen hablar mucho, se fijan en las pequeñas cosas y los detalles sutiles.

Y es precisamente ese «equilibrio» (rebalance para Alain de Botton) lo que buscamos en clase.

¿Qué hacemos con este cuadro en clase?

  1. Buscamos una estructura en la composición: ¿hay realmente tres bandas horizontales? ¿O cuatro? ¿Hay más? ¿Menos? ¿Cómo podemos organizar los elementos que aparecen en el cuadro: color, tamaño, campo semántico?
  2. Es un paisaje pero hay casas y personas. ¿Qué están haciendo esas personas? ¿Están hablando? ¿Trabajando? ¿Pasando el tiempo? Si consideramos que están divididas en grupos: ¿cuántos grupos puedes distinguir? ¿Dos? ¿Tres? ¿Qué diferencia a cada grupo?
  3. Los colores. ¿Qué colores te llaman más la atención? ¿Crees que predomina alguno sobre otro? Comparamos este cuadro con los interiores de Vermeer (La pesadora de perlas, La lechera, La joven de la perla, La muchacha leyendo una carta…): ¿podemos ver alguna relación entre los colores de estas pinturas? ¿Significa algo esa combinación de colores, sobre todo cuando los lleva un personaje femenino? 
  4. Las luces y las sombras. ¿Hay algunos elementos del cuadro con más luz? ¿Qué elementos destacan más, desde tu punto de vista?
  5. Deberes: «Nunca pasa nada ahí en esa ciudad…» ¿Seguro? A veces, las cosas más inesperadas pasan en los lugares más tranquilos. Una tormenta se avecina. Le damos nombre y un pasado a los personajes que aparecen en la parte inferior izquierda y repartimos las identidades entre los alumnos como un juego de rol. Algo muy raro y muy malo va a pasar durante la tormenta… Creamos la historia entre todos.

Me encanta la puesta en común de este ejercicio, ¡los alumnos escriben unas historias magníficas sobre este cuadro! A veces las imprimimos y las colgamos por la clase, y otras veces las llegamos a representar a final de curso. Sí, me encanta esta clase y el trabajo que hacen mis alumnos: tengo mucha suerte de poder trabajar con ellos.

 

Fuentes:

Schütz, Karl: Vermeer: The Complete Works, 2015. Madrid: Taschen.

Botton, Alain de: Art as Therapy, 2013. New York: Phaidon.

Mondrian: Trafalgar Square y Broadway Boogie Woogie

Pieter Cornelis Mondriaan nació en Holanda en 1872. En 1911 se mudó a París, y pasó el período de entreguerras a caballo entre Amersfoot, París y Londres, y fue en esos años cuando se convirtió en uno de los artistas pioneros del movimiento De Stijl: una forma de abstracción basada en líneas rectas, planos rectangulares y colores primarios (rojo, azul y amarillo), que pretendía crear una armonía visual y proporcionar orden y equilibrio a la vida. En 1940, finalmente, cruzó el océano y se estableció en Nueva York.

En los años que pasó en Londres, poco antes de trasladarse a Nueva York, Mondrian pintó una serie de cuadros con los nombres de los lugares que le daban refugio durante la Segunda Guerra Mundial.

Trafalgar Square. 1939-43. Óleo sobre lienzo, 145,2x120cm. MoMA.
(C) Public Domain: https://www.wikiart.org/en/piet-mondrian/trafalgar-square-1943

La fecha «1939-43» sugiere que el autor retocó el cuadro tras su viaje a Nueva York, donde pintó el grupo de obras que se han dado en llamar «los cuadros transatlánticos». En estos cuadros, Mondrian rompe el equilibrio al que había llegado en su Neo-Plasticismo  Él mismo describía este movimiento en términos de «reposo» y «equilibrio»: no hay interacción entre los colores y se eliminan los efectos ópticos, de modo que el resultado es un grupo de elementos básicos, secciones de colores primarios que contrastan con secciones «sin color» (grises, blancas, negras), y todo el lienzo se estructura en líneas verticales en oposición a líneas horizontales.

En Trafalgar Square, las líneas verticales de la izquierda crean una vibración, un efecto óptico, no están a la misma distancia y rompen el equilibrio. De mismo modo, las líneas verticales de la derecha alternan diferentes colores y grosores, creando una especie de escalera visual.

Esta ruptura de equilibrio la vemos también en Broadway Boogie-Woogie.

Broadway Boogie-Woogie. 1942-43. Óleo sobre lienzo, 127x127cm. MoMA.
(C) Public Domain: https://www.wikiart.org/en/piet-mondrian/broadway-boogie-woogie-1943

En Broadway Boogie-Woogie, Mondrian elimina por completo las líneas negras y reduce el tamaño de los cuadros de color. La composición sincopada de esta obra responde quizá a una visión simbólica de la ciudad Nueva York, con sus calles llenas de gente y de tráfico, y ruido de coches y música de jazz de fondo. Es como un mapa… pero con vida. Es una expresión de la unión entre el Neo-Plasticismo y la cultura de la metrópolis.

¿Y qué hacemos en clase con esto después de aprender la teoría?

  1. Contamos las líneas y los sectores de color de las dos obras, Trafalgar Square y Broadway Boogie Woogie. Los comparamos con otros cuadros, estableciendo estructuras y paralelismos entre «cuadros neo-plásticos» y «cuadros transatlánticos». ¿Resultados? Interesantísimos… sobre todo las interpretaciones y conclusiones de los alumnos… ¿Quieres conocerlos? Vente a clase :-).
  2. Sonidos: ¿Música? ¿Ruido? Buscamos ruido de fondo y música de jazz para acompañar la visualización de Broadway Boogie Woogie. Investigamos si existe algo llamado, de hecho, «boogie woogie». ¿Cómo suena? ¿Se baila? Lo intentamos. Nos encanta. Se nos olvida el cuadro. Volvemos a él y lo usamos como mapa de pasos de baile, asociando los colores a movimientos, diferenciando entre fríos y cálidos, rápidos y lentos.
  3. Deberes para el próximo día: cada uno busca ruido de fondo y música para ilustrar Trafalgar Square, y lo ponemos en común el próximo día de clase.

¡Gracias por leerme y acompañarme un día más en mis aventuras de la clase de Español a través del Arte!

Fuentes:

Blotkamp, Carel: Mondrian: the Art of Destruction. London: Reaktion Books, 1993.

Cooper, H. y Spronk, R. (eds.): Mondrian: The Transatlantic Paintings. Cambridge, Mass.: Harvard Art Museums Press; New Haven, Conn., and London: Yale University Press, 2001.

Hauptman, Jodi: Picasso to Warhol: Fourteen Modern Masters. New York: Museum of Modern Art Press, 2011.

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